La literatura como herramienta de desarrollo personal

Descripción de la publicación.

José Carretero

3/30/20234 min read

En los primeros años de vida, cuando apenas hemos empezado a dar los tempranos pasos por la misma, nos enseñan a leer y escribir. No hay tiempo que perder, urge poseer esas dos potentes herramientas para que podamos adquirir los conocimientos más básicos y que nos serán necesarios para desplegar todo el potencial que necesitamos como personas en pleno proceso de formación. Por lo general, nuestra niñez, pubertad y adolescencia, cuentan con la ayuda de la lectura y escritura para nuestro desarrollo integral. Sin embargo, pasado esos primeros años, un gran porcentaje de jóvenes se desligan de estas herramientas para siempre y como consecuencia de ello dejan de crecer, no en lo físico, pero si en todo lo demás.
Durante los cursos de enseñanza obligatoria, se debe fomentar el hábito de lectura e incentivar la escritura en los alumnos. En eso, los sistemas de enseñanza no se pueden equivocar, no pueden cometer el grave error de dejar pasar la oportunidad de fidelizar la literatura al alumno, la literatura en su máxima expresión y con todas sus variantes de riqueza que posee.

Hay que enseñarles en las aulas a adquirir esa pasión por la vía del convencimiento y no por la vía de la obligación; si queremos hacerlo exclusivamente mandando a leer un libro tras otro sin más, lo que estamos haciendo es que aborrezcan leer, por desgracia eso ocurre con mucha frecuencia. El fomento del hábito de lectura debe estar perfectamente programado en el sistema educativo, no se puede dejar a la improvisación de nadie, no puede depender del gusto literario, de mayor o menor acierto, del docente. Con las matemáticas, no se improvisa la enseñanza de las mismas: en 1º se les enseña a sumar, en 2ª a restar, en 3º a multiplicar y en 4º a dividir; pues con la literatura en general y la lectura en particular debe de ser igual. Los efectos de un buen plan para fomentar la lectura, no se van a ver en los jóvenes a corto plazo como con las matemáticas, se verán a largo plazo, cuando ese alumno sea adulto, este integrado en la sociedad y se convierta en una pieza fundamental de ella porque sigue creciendo gracias a que lee.

Leer, es la mejor fuente de conocimiento, no existe otra que esté a su altura, ni siquiera internet puede sustituir a esta fuente porque cualquier cosa que necesitemos aprender, existe un libro que nos lo puede enseñar y ese libro por lo general tiene presunción de veracidad, cosa que internet no posee, a no ser que seamos capaces con anterioridad de hacer un potente filtro que nos distinga lo veraz, de lo falso o inexacto. Además leer, no solo nos va a permitir adquirir los conocimientos que no poseemos, leer nos va permitir viajar a aquellos lugares que jamás podremos ir, leer nos va a permitir vivir aquellas aventuras a las que jamás nos enfrentaremos, leer nos va a permitir alcanzar todo tipo de sensaciones que incrementarán nuestra inteligencia emocional, leer nos va a permitir aumentar nuestra cultura cómodamente sentados en el salón de nuestra casa, leer nos va a permitir desestresarnos de nuestras rutinas diarias, laborales y no laborales, leer nos va a permitir ser organizados y disciplinados porque la lectura obliga a ello para entenderla.

Otro tanto de lo mismo, hay que decir de incentivar en los alumnos la escritura, no para que sean escritores o escritoras, ni mucho menos, sino como herramienta potente de comunicación. Con solo eso ya justificaría el incentivar a escribir, sin embargo hay más, es una herramienta fundamental de conocimiento de sí mismo. Quien tiene hábito de escribir, volcara en ese papel cosas que de otra forma nunca haría y que siempre estarían encerradas en su interior. Llevar un diario personal, describir o narrar todo aquello que sentimos o vivimos, o simplemente escribir para contar nuestros proyectos o pensamientos, nos vale de manera vital para seguir creciendo de una manera integral. Y al igual que la lectura, ello debe de estar perfectamente procedimentado en nuestro sistema de enseñanza. Enseñarles a escribir y a que vuelquen sus sentimientos en un papel, no es mandarles a realizar redacciones, ni comentarios de textos, es mucho más que todo eso, es algo que debe de estar muy bien incrustado en el día a día del aula y también perfectamente organizado para no cometer el error de que se aborrezca escribir.
Desterremos la idea de que quienes escriben son escritores/as, estos son los que se dedican profesionalmente a escribir. Sin embargo, a escribir debería de dedicarse todo el mundo como el mejor método que existe para poner en orden nuestras ideas, nuestras emociones, nuestras interioridades y nuestros pensamientos. Nos ayudará también a sacar fuera todo aquello que llevamos dentro y que sin duda nos hará rebajar o anular nuestra ansiedad. Además, es hoy en día, una de las habilidades que más demanda cualquier empresa a la hora de contratar a determinados profesionales. También, lo necesitan otros cuya base fundamental en el trabajo es a través de la palabra escrita. Y saber comunicarse con las letras impresas, igualmente nos ayuda enormemente en nuestra expresión oral, puesto que nos proporciona destrezas en el ordenamiento de ideas. Leer y escribir, algo que aprendemos muy pronto a hacer pero que también olvidamos muy pronto que debemos seguir haciendo. Leer y escribir, dos herramientas de un inmenso valor y que no se explica de manera adecuada la gran importancia que tienen. No valerse de estas herramientas puede ser la diferencia, ante la vida, de vivir sanos emocionalmente o simplemente sobrevivir.